lunes, 11 de marzo de 2013

Día de la mujer con las Abejas de Acteal



Yabteclúm (Pueblo Viejo en tzoltzil, la lengua indígena de la zona) es una localidad del municipio de Chenalhó, en Los Altos de Chiapas. Queda en la orilla de la carretera que conduce de San Cristóbal de las Casas a Pantelhó. Ahí está la escuela secundaria a la que asisten los niños de la región, un campo de baloncesto que hace las veces de plaza central y una pequeña iglesia. El 8 de marzo de 2013 se produjo un movimiento de personas inusual para esta pequeña comunidad. Las mujeres de las Abejas de Acteal decidieron convocar a una marcha desde Yabteclúm hasta lo que Las Abejas llaman “la tierra sagrada de los mártires”. No es gratuita la denominación: el recuerdo de las 45 personas asesinadas (16 menores de edad, 20 mujeres y 9 hombres) en Acteal por grupos paramilitares el 22 de diciembre de 1997 aún da sentido y fuerza a la lucha de la Sociedad Civil Las Abejas, organización de resistencia pacífica fundada en 1992. Es muy probable que los paramilitares hayan contado con la connivencia del gobierno de Chiapas y nacional; eso está en proceso de ser dilucidado por los estrados judiciales internacionales.

Las víctimas de esa fatídica tarde decembrina son el eje sobre el que la organización construye sus denuncias en contra de lo que ellos llaman el “mal gobierno” en sus pronunciamientos públicos. La centralidad de las víctimas de la masacre se magnifica en la cotidianidad de los sobrevivientes. Un duelo permanente enluta las sonrisas de los hombres y mujeres que perdieron a sus familias en esa fecha terrible. Desde sus casas construidas con tablas de madera y cubierta de zinc exigen un par de derechos fundamentales: justicia y verdad.


La cita era a las 8:00 am. Llegamos a las 7:50 y ya las mujeres de la organización esperaban en la plaza. El atrio de la iglesia se vio súbitamente ocupado por las marchantes y sus acompañantes, algunos grupos de solidaridad con la organización y reporteros de medios libres. Después de un par de Padre Nuestros, Ave Marías y la bendición del párroco, la marcha emprendió el camino hacia Acteal. El convoy estaba encabezado por una camioneta desde la que las mujeres voceaban consignas a través de un altavoz. Tras ellas caminaron cientos de mujeres con pancartas y flores en sus manos. La columna de la manifestación la cerraban los hombres y los invitados nacionales e internacionales.



A unos pocos metros de Yabteclúm comenzó el asedio pasivo-agresivo de la fuerza pública: carros de la policía estatal y camiones militares pasaron junto a la marcha dejando tras de sí el agridulce sabor de la represión posible, latente. Más adelante un camión militar esperaba estacionado el paso de la caravana mientras soldados armados miraban arrullados por el ronronear vagamente amenazante del motor diesel. En fin, nada inesperado en estos días de criminalización de la protesta social así esta sea pacífica.


Militares observan el paso de la marcha de las mujeres desde su camión.


El sol estaba en el cénit cuando la marcha llegó al campamento militar ubicado a pocos metros del municipio autónomo Zapatista de San Pedro Polhó. Las mujeres traían un mensaje para el ejército mexicano que fue leído a los soldados de guardia frente a la guarnición. De cara a las armas legales del Estado las mujeres gritaron a los cuatro vientos que “como sobrevivientes no olvidamos lo que pasó y seguimos en pie, aquí estamos para demostrarles que no tenemos miedo, aunque el gobierno no nos tome en cuenta, seguimos aquí, ¡no nos cansaremos de exigir justicia!”. Arengas como “Chiapas, Chiapas no es cuartel, fuera ejército de él” acabaron de clarificar el mensaje a los militares.

Ese momento marcó el pico de la manifestación. Después de plantar cara a las Fuerzas Armadas las mujeres continuaron su marcha hacia Acteal, tierra sagrada. Una vez allí, se realizó una ceremonia religiosa en la que se recordaron las víctimas de la masacre y las mujeres dieron lectura a otro comunicado. Su valor se vio reflejado en el llamado a otras mujeres que aún no se han organizado: “invitamos a las compañeras: no teman en decir la verdad, a denunciar el maltrato del  gobierno […] decimos a todas aquellas que todavía no han salido para organizarse o atrevido a decir que sus esposos les maltratan: nosotras queremos que sepan que tienen derechos”

Las mujeres de Las Abejas no sólo se quedaron en el mensaje a las compañeras. También mostraron que su compromiso político de lucha pacífica en contra de la arbitrariedad y la violencia del Estado después de 20 años de haberse fundado la organización y de 15 de la masacre de Acteal no se detiene: “estamos en la organización para exigir justicia porque vemos que el gobierno únicamente tiene intenciones para acabar con lo que hacemos, pero les decimos que seguimos en la resistencia.” El espíritu de estas mujeres muestra cómo es posible construir espacios de autonomía y libertad en medio de la represión y el acoso estatal y de cómo el amor es sinónimo de lucha. Lucha que siembra las semillas de un mejor futuro para los niños y niñas que sin haber aprendido a hablar ya caminan una senda de resistencia en compañía de sus madres.


Más imágenes del Día Internacional de la Mujer con Las Abejas de Acteal aquí.

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