viernes, 10 de julio de 2015

JUSTICIA


Quince presuntos miembros del ELN fueron capturados el miércoles 8 de julio en una operación más propia de la tele gringa que de nuestra humilde televisión. Como vivimos en la época del refrito y Walter White puede ser Walter Blanco y hacerse rico cocinando metanfetamina en el páramo de Chingaza, ¿por qué no imitar Cops a la criolla y sacarlo al aire en todos los noticieros del medio día? La experiencia dominguera ha comprobado que las malas películas de acción combinan perfectamente con el almuerzo.

El presidente Juampa los sentenció cuando todavía no eran quince, sino once (y no se pasó de 140 caracteres). Solo no tuvo en cuenta una cosita. Un detallito que tal vez se le olvidó o tal vez le incomodó al Señor Presidente a la hora de escribir su tweet buscando likes y retweets... ¿Cómo es que se llama? Una pendejada que está escrita en un libro que hace estorbo en las bibliotecas de los padres de la patria, la Constitución Política o algo así, que dice que todos los ciudadanos que contamos con el infortunio de ser gobernados por Santos (y Uribe y Pastrana y Samper y...) tenemos derecho al debido proceso y la presunción de inocencia. 

Están entonces esos dos elementos: una muestra del poder de la Policía (con helicóptero y todo) y una sentencia sin mediar juicio por parte del presidente. 

Sumémosle uno más. Tras los atentados de la semana pasada en Bogotá en contra de un par de oficinas de Porvenir se barajaron dos opciones desde el alto gobierno. En la mañana del viernes 3 de julio (unas 12 horas tras el atentado) el ministro Juan Fernando Cristo dijo que la responsabilidad era de la extrema izquierda o de la extrema derecha. Qué conveniente. Esa misma noche Santos afirmó desde la Casa de Nariño que “todas las hipótesis apuntan a que la guerrilla del ELN sería la responsable de los recientes atentados en Bogotá”. 

O sea, en poco más de 12 horas la fuerza pública y los entes de investigación, sí, los mismos que llevan buscando a los asesinos de Jaime Garzón, Álvaro Gómez, Luis Carlos Galán y tantos criminales más durante décadas sin dar mayores resultados, determinaron, en un sólo día, qué organización era responsable por los atentados.

El siguiente paso fue identificar a los culpables (porque para qué detenerse en delicadezas como "presuntos" o "sospechosos") y proceder a su captura. Se centraron en activistas políticos, estudiantes, participantes de procesos sociales y contratistas del Distrito. Esto último fue un manjar para la prensa anti-petrista, o sea, básicamente toda la prensa. ¿Cuál es el factor común entre los sindicados? Una postura crítica frente al Estado. O según la fuerza pública, hacer parte de una célula urbana del ELN.

Esa organización guerrillera afirmó no reconocer a los capturados como parte de sus estructuras urbanas. Tampoco se atribuyeron los atentados en ningún momento. Sin embargo en los últimos días han aceptado su autoría en atentados contra la infraestructura petrolera en Arauca. Podría especularse que mediáticamente es más rentable un atentado en el corazón financiero de Bogotá que una voladura de oleoducto en la zona rural de Saravena y que el interés de adjudicarse la acción sería mayor en el primer caso que en el segundo.

El pobre intento cinematográfico de la Policía Nacional es un espejo de la bancarrota ética de la fuerza pública de este país. En vez de realizar una investigación seria para dar con los responsables de los atentados decidieron armar un show mediático para mostrar algo parecido a resultados y eficiencia. Y ni siquiera fue un buen show. Por eso desde el jueves en la mañana distintas organizaciones y ciudadanos particulares se acercaron a los juzgados de Paloquemao en Bogotá en un plantón para exigir que la historia no se reedite en clave de injusticia. Para que cesen los falsos positivos judiciales. Allá se registraron estas imágenes.

...

En medio del plantón un hombre con una chaqueta de Transmilenio se acercó a tomar fotos de los asistentes. Cuando algunas de las mujeres a las que había apuntado con su celular le reclamaron sobre su acción paparazzi, empujó a una mujer y estuvo a punto de patearla mientras estaba en el suelo. Luego el improvisado fotógrafo corrió hacia donde estaban algunos agentes el ESMAD.  Los agentes, con su habitual preocupación por el bienestar de la ciudadanía lo escoltaron hacia los juzgados. Sus reacciones a los reclamos de los asistentes hablan por sí mismas.


En la madrugada del viernes el juez a cargo del caso legalizó las capturas de los trece que aún permanecen en custodia (pues dos fueron liberados por falta de pruebas) y ahora están a la espera de la imputación de cargos. Queda esperar que la justicia actúe con celeridad e independencia para que se esclarezcan los hechos y que, en caso que las pruebas resulten no concluyentes, sean liberados inmediatamente.