domingo, 9 de octubre de 2016

¿Un acuerdo para quién? Riosucio se levanta contra el NO




Para nadie es un secreto que la guerra en Colombia se pelea en las periferias. Aunque ciudades como Bogotá y Medellín sintieron el estruendo de las bombas de Pablo Escobar en su guerra particular contra el Estado y la extradición, y Cali vivió la incursión de un comando guerrillero cuando las FARC plagiaron a los diputados de la Asamblea del Valle, estos eventos no han sido el común denominador de la multifacética guerra colombiana. El conflicto armado ha sido especialmente cruel con los pobladores de las zonas más remotas del país. En estos lugares la presencia del Estado se ha reducido a las campañas de fumigación aérea de cultivos ilícitos, los bombardeos y la imposición de la bota militar.

Llegar a Riosucio (Bajo Atrato - Chocó) desde Bogotá toma más tiempo que viajar desde Bogotá a Londres, Nueva York, Frankfurt o Los Ángeles. Primero hay que tomar una avioneta que aterriza en Apartadó. Desde el aire es posible ver como grandes extensiones de tierra del Urabá han sido colonizadas por la agroindustria del plátano y el banano. Al tocar pista en Apartadó lo primero que se siente es un calor húmedo que hace que la ropa se pegue a la piel. Desde Apartadó hay que tomar camino tres horas hasta Belén de Bajirá, un corregimiento disputado por Chocó y Antioquia, donde el poder de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) es tan evidente que ha dejado sus marcas en todos los muros del pueblo. Desde acá hay que tomar trocha unas cuatro o cinco horas hasta Riosucio, trocha que divide los territorios colectivos de La Larga Tumaradó y Pedeguita Mancilla, en el margen oriental del río Atrato.
La subregión del Bajo Atrato comenzó a ser ocupada por las FARC y el EPL desde comienzos de la década del 80, quienes construyeron sus bases sociales en los incipientes sindicatos de las fincas bananeras. Pero fue a partir de la segunda década de los noventa, con la entrada de las ACCU primero, y las AUC después, que el conflicto armado se agudizó en la región. El Bloque Bananero y la Casa Castaño desde el oriente y el Bloque Élmer Cárdenas desde el occidente subieron por el río Atrato conquistando a sangre y fuego los territorios de comunidades negras y mestizas. Las FARC se replegaron hacia el margen izquierdo del río Atrato, a zonas selváticas prácticamente impenetrables.

Así, los paramilitares, en connivencia con empresarios y particulares, consolidaron una estrategia macrocriminal de despojo en la región para el desarrollo de proyectos económicos de monocultivo de plátano, palma y ganadería extensiva de reses y búfalos. La famosa frase de “me vende usted o le compro a su viuda” nació en esta región. La toma de Riosucio en diciembre de 1996 y la Operación Génesis en febrero de 1997 fueron dos de los hitos más conocidos de este violento periodo. En esta última, la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró la responsabilidad del Estado por la acción conjunta entre el Ejército y los paramilitares en una aterradora incursión donde Marino López Mena fue decapitado, su cuerpo desmembrado y arrojado al río y posteriormente jugaron fútbol con su cabeza.

Según el Registro Único de Víctimas, en 1996 Riosucio fue testigo de 118 homicidios vinculados al conflicto armado. En 1997 hubo 262. Este dato es relevante si se tiene en cuenta que apenas cinco años antes solo se habían presentado dos homicidios en el municipio. En este periodo se presentaron índices de desplazamiento forzado escalofriantes: 11.671 casos en 1996 y 66.379 en 1997. De ahí en adelante se ha registrado un promedio de 16.860 con solo dos años con menos de 10.000 casos: 2010 y 2016. 

El proceso de desmovilización de las AUC no contribuyó a reducir la violencia y el despojo. Las autodenominadas AGC, comandadas por ‘Don Mario’ (hermano de ‘El Alemán’, jefe máximo del Élmer Cárdenas) comenzaron a ocupar los territorios que habían estado bajo el control de los paramilitares en Urabá. Tras la captura de ´Don Mario´, los hermanos Úsuga, ‘Giovanny’ y ‘Otoniel’ se hicieron cargo de la organización dedicada al tráfico de drogas, el contrabando, la extorsión y la provisión de “servicios de seguridad” al mejor postor.

La importancia de Riosucio para todos los actores del conflicto radica en su posición geoestratégica: dominar el municipio implica controlar el curso del bajo Atrato, tener un corredor estratégico hacia Panamá, y corredores de movilidad hacia el Pacífico, el mar Caribe, el Urabá antioqueño y el Nudo de Paramillo.

Sólo el cese al fuego entre las FARC y el Ejército ha dado un respiro de alivio y esperanza a la población de Riosucio. Por esta razón, el pasado 2 de octubre el municipio se manifestó contundentemente a favor de la salida negociada al conflicto armado entre el Estado y las FARC (3462 votos, 90.93% por el SÍ). No obstante, hubo una tasa de abstención muy alta: solo participó el 28.68% de la población habilitada para votar.

Existen varias causas que podrían explican este fenómeno: Por un lado, aparte de un foro organizado por Viva la Ciudadanía, no hubo pedagogía para explicar el Acuerdo y la Alcaldía municipal se abstuvo de participar para evitar polarizaciones. Además, en un contexto de extrema carencia (el Índice de Pobreza Multidimensional –IPM- del municipio registra un valor de 91.45%), movilizarse hacia los puestos de votación requiere de una inversión individual gigantesca. Las veredas y corregimientos en el margen occidental del Atrato no cuentan con vías de acceso y el día del plebiscito no hubo transporte fluvial disponible para los votantes, como siempre ha existido en anteriores elecciones. Por otra parte, el municipio iba a albergar uno de los campamentos de las FARC en una zona con presencia generalizada de grupos paramilitares, lo que generaba zozobra entre la población y pudo haber motivado parte de la abstención.

Según varios habitantes del municipio, el voto por el NO estuvo asociado al miedo de una posible alza en los impuestos y el supuesto $1.800.000 que se le iba a pagar a cada guerrillero. A diferencia de la pedagogía sobre el contenido de los Acuerdos, la desinformación patrocinada por el Centro Democrático llegó a este rincón del país. 

La noticia de la victoria del NO en las votaciones del pasado 2 de octubre sumió a la población en la tristeza y la indignación. Los riosuceños afirman que “la gente de la ciudad nos dejó morir”. Trágicamente esta frase no es solo un modismo sino una posibilidad manifiesta. En efecto, los guerrilleros habían comenzado a movilizarse hacia la zona de concentración y el Ejército tenía orden de dejarlos pasar. A partir del pasado 6 de octubre, luego de los resultados negativos, las FARC comenzaron a replegarse. La población teme que una eventual reanudación de los enfrentamientos entre las FARC y los demás actores armados va a generar una espiral de violencia mayor a la que se vivía previamente, especialmente en el margen oriental de río donde se encuentran los territorios colectivos de Salaquí, Truandó y Cacarica, entre otros.

Si los Acuerdos de La Habana no se salvan, existen grandes posibilidades que las FARC decida emprender una ofensiva militar violenta para reconquistar los territorios que abandonó y que fueron ocupados por otros grupos armados como el ELN, al comenzar el protocolo previo a la concentración. La escalada de violencia también comprendería la exposición y persecución de sus estructuras, que se habían empezado a mostrar de forma más abierta, en camino hacia la desmovilización. Un habitante de la zona manifestó que “si se cae el cese al fuego va a haber mayor riesgo que antes porque algunos guerrilleros ya se movilizaron y salieron a la luz y va a empezar el boleteo”.

El pasado 6 de octubre la población de Riosucio marchó a favor de lo acordado en La Habana y su implementación. Exigieron el mantenimiento del cese al fuego bilateral y de hostilidades y la continuación del proceso de paz, pidiéndole a ambas partes que no se paren de la mesa. Las consignas de la marcha fueron “por la reivindicación del campo, sí a la paz”, “el Atrato es sagrado, el Atrato es Colombia”, “El NO hirió a la paz, el SÍ la hará volar”, entre otras. Uno de los pobladores sintetizó el sentir de Riosucio: “El mensaje a las FARC es que no tumben el proceso, no porque perdonamos porque no se trata de eso, sino de que no queremos más guerra. Acá los apoyamos”.

Hay que aprovechar esta oportunidad para crear la paz desde abajo y ejercer presión sobre los políticos para que oigan el clamor de los más golpeados por el conflicto. La propuesta eufemística de dar "alivio judicial" a policías y militares y amnistías a los guerrilleros rasos de acuerdo a la Ley 975 (Ley de Justicia y Paz) es una cachetada a las víctimas pues limita las posibilidades de obtener verdad y reparación. Por otra parte, hay razones pragmáticas para no elegir este camino: de casi 4000 postulados y después de 10 años de que la norma entrara en vigencia, no se han resuelto  ni el 10% de los procesos. 
 
Esta movilización, así como todas las otras que se han producido en favor de la paz en los últimos días en el país contienen un mensaje fundamental: que ésta le pertenece a la nación colombiana. No es propiedad de Santos, ni de Uribe, ni de las FARC. No debe estar sujeta a negociaciones entre las dos facciones de la élite colombiana en pugna por el país. La búsqueda de la paz no puede conducir a un nuevo pacto al estilo del Frente Nacional. La voluntad de esos 6.377.482 colombianos que votaron SÍ debe ser atendida. Pero, sobre todo, se debe respetar el deseo de la inmensa mayoría de colombianos de las zonas más apartadas y afectadas por el conflicto armado del país. Esta debe ser la paz de las periferias y las víctimas. Por eso las comunidades exigen que se implemente la reforma rural integral y el componente de verdad. No es justo que una persona que vive a más de 10 horas de viaje y que nunca ha oído mencionar el pueblo en el que uno vive lo condene a vivir en guerra. ¿O estaría usted de acuerdo con que las decisiones sobre su futuro fueran tomadas en Londres, Frankfurt, Nueva York o Los Ángeles?

domingo, 22 de noviembre de 2015

Reflexión sobre la Cumbre de Arte y Cultura por la Paz

Entre el 6 y el 12 de abril se celebró la Cumbre Internacional de Arte y Cultura por la Paz, en Bogota. Impar AV estuvo presente en lso foros, conciertos, obras de teatro y performances que invadieron la ciudad. En una serie de videos les mostramos de que manera se vivieron esos días en los que se demostró lo que el arte, la cultura y la diversidad pueden aportar para la paz en Colombia.

En el evento se hizo evidente que de los debates en espacios abiertos, multiculturales y de tolerancia pueden surgir ideas relevantes y significativas para la construcción de paz. Se mostró que el plomo es más útil si se dedica a la escultura que a la destrucción del otro. Que el arte no solamente es un vehículo de expresión estética sino un generador de empatía entre seres humanos.

La diversidad cultural de la que fue testigo Impar AV ratifica que ésta deseable en lo político, lo social y lo cultural. Al hacer la reflexión sobre lo que sucedió en esos días es posible concluir que aprender y disfrutar de expresiones artísticas campesinas, indigenas y afrocolombianas, de sus costumbres tan diversas y exquisitas, de sus puntos de vista sobre la vida, de su música y su lenguajeel verdadero ejercicio de la democaracia. Y que las problemáticas traumáticas de estas personas son mejor comprendidas por los demás a través de la catarsis que sólo puede proporcionar el arte.

A solo unos meses de la fecha pactada entre el gobierno y las FARC para firmar el acuerdo de paz en La Habana es pertinente tener en mente que el arte es una herramienta para la construcción de una sociedad menos violenta y para sanar las heridas abiertas por tantas décadas de conflicto armado.



        Resumen de la cumbre Internacional de Arte y Cultura por la Paz.


Luz Marina Bernal, madre de Fayed Leonardo Porras Bernal, víctima de los falsos positivos en Soacha.



  Gustavo Cordera y la Caravana Mágica con el Sr. Cobranza, desde el Hospital San Juan de Dios.






viernes, 10 de julio de 2015

JUSTICIA


Quince presuntos miembros del ELN fueron capturados el miércoles 8 de julio en una operación más propia de la tele gringa que de nuestra humilde televisión. Como vivimos en la época del refrito y Walter White puede ser Walter Blanco y hacerse rico cocinando metanfetamina en el páramo de Chingaza, ¿por qué no imitar Cops a la criolla y sacarlo al aire en todos los noticieros del medio día? La experiencia dominguera ha comprobado que las malas películas de acción combinan perfectamente con el almuerzo.

El presidente Juampa los sentenció cuando todavía no eran quince, sino once (y no se pasó de 140 caracteres). Solo no tuvo en cuenta una cosita. Un detallito que tal vez se le olvidó o tal vez le incomodó al Señor Presidente a la hora de escribir su tweet buscando likes y retweets... ¿Cómo es que se llama? Una pendejada que está escrita en un libro que hace estorbo en las bibliotecas de los padres de la patria, la Constitución Política o algo así, que dice que todos los ciudadanos que contamos con el infortunio de ser gobernados por Santos (y Uribe y Pastrana y Samper y...) tenemos derecho al debido proceso y la presunción de inocencia. 

Están entonces esos dos elementos: una muestra del poder de la Policía (con helicóptero y todo) y una sentencia sin mediar juicio por parte del presidente. 

Sumémosle uno más. Tras los atentados de la semana pasada en Bogotá en contra de un par de oficinas de Porvenir se barajaron dos opciones desde el alto gobierno. En la mañana del viernes 3 de julio (unas 12 horas tras el atentado) el ministro Juan Fernando Cristo dijo que la responsabilidad era de la extrema izquierda o de la extrema derecha. Qué conveniente. Esa misma noche Santos afirmó desde la Casa de Nariño que “todas las hipótesis apuntan a que la guerrilla del ELN sería la responsable de los recientes atentados en Bogotá”. 

O sea, en poco más de 12 horas la fuerza pública y los entes de investigación, sí, los mismos que llevan buscando a los asesinos de Jaime Garzón, Álvaro Gómez, Luis Carlos Galán y tantos criminales más durante décadas sin dar mayores resultados, determinaron, en un sólo día, qué organización era responsable por los atentados.

El siguiente paso fue identificar a los culpables (porque para qué detenerse en delicadezas como "presuntos" o "sospechosos") y proceder a su captura. Se centraron en activistas políticos, estudiantes, participantes de procesos sociales y contratistas del Distrito. Esto último fue un manjar para la prensa anti-petrista, o sea, básicamente toda la prensa. ¿Cuál es el factor común entre los sindicados? Una postura crítica frente al Estado. O según la fuerza pública, hacer parte de una célula urbana del ELN.

Esa organización guerrillera afirmó no reconocer a los capturados como parte de sus estructuras urbanas. Tampoco se atribuyeron los atentados en ningún momento. Sin embargo en los últimos días han aceptado su autoría en atentados contra la infraestructura petrolera en Arauca. Podría especularse que mediáticamente es más rentable un atentado en el corazón financiero de Bogotá que una voladura de oleoducto en la zona rural de Saravena y que el interés de adjudicarse la acción sería mayor en el primer caso que en el segundo.

El pobre intento cinematográfico de la Policía Nacional es un espejo de la bancarrota ética de la fuerza pública de este país. En vez de realizar una investigación seria para dar con los responsables de los atentados decidieron armar un show mediático para mostrar algo parecido a resultados y eficiencia. Y ni siquiera fue un buen show. Por eso desde el jueves en la mañana distintas organizaciones y ciudadanos particulares se acercaron a los juzgados de Paloquemao en Bogotá en un plantón para exigir que la historia no se reedite en clave de injusticia. Para que cesen los falsos positivos judiciales. Allá se registraron estas imágenes.

...

En medio del plantón un hombre con una chaqueta de Transmilenio se acercó a tomar fotos de los asistentes. Cuando algunas de las mujeres a las que había apuntado con su celular le reclamaron sobre su acción paparazzi, empujó a una mujer y estuvo a punto de patearla mientras estaba en el suelo. Luego el improvisado fotógrafo corrió hacia donde estaban algunos agentes el ESMAD.  Los agentes, con su habitual preocupación por el bienestar de la ciudadanía lo escoltaron hacia los juzgados. Sus reacciones a los reclamos de los asistentes hablan por sí mismas.


En la madrugada del viernes el juez a cargo del caso legalizó las capturas de los trece que aún permanecen en custodia (pues dos fueron liberados por falta de pruebas) y ahora están a la espera de la imputación de cargos. Queda esperar que la justicia actúe con celeridad e independencia para que se esclarezcan los hechos y que, en caso que las pruebas resulten no concluyentes, sean liberados inmediatamente.

domingo, 3 de mayo de 2015

Día del trabajador



El 1 de mayo de todos los años se conmemora una de las fechas más simbólicas para la clase trabajadora a nivel mundial: el día internacional de los trabajadores. No es el día del trabajo: ese es todos los demás días. La marcha del 1 de mayo por la carrera séptima de la capital congrega anualmente a varias organizaciones sindicales, movimientos políticos y distintas manifestaciones sociales. 

¿Pero cuál es la razón de salir en esta fecha a las calles? A juzgar por lo que se ha visto en los últimos años, es una excusa para que los líderes sindicales practiquen sus anticuadas arengas (arriba la clase obrera, abajo la explotación del capitalista, sindicato de trabajadores presente) y que un coro cada vez más apático responda arriba arriba arriba, o abajo abajo abajo o presente presente presente, según. También es ocasión para que unos tantos autodenominados revolucionarios confundidos se enfrenten al ESMAD en la Plaza de Bolívar en el tradicional combate piedra (y papa) vs gas (y granadas de aturdimiento, balas de goma, bolillo e impunidad). Por último, es una oportunidad para ver cómo algunos partidos políticos y las agremiaciones sindicales buscan ganar réditos en los movimientos populares al hacer presencia en la manifestación.

1 de mayo de 2015, Bogotá

Sin embargo eso no resuelve la pregunta. ¿Por qué salir a a la calle el 1 de mayo? Todo se remonta a 1886. El 1 de mayo de ese año había sido declarado por la Federación de Sindicatos Organizados de EEUU y Canadá (Federation of Organized Trade and Labor Unions of the United States and Canada) como el día de inicio de la jornada laboral de ocho horas, una de las reclamaciones históricas del movimiento obrero. 

Para ese momento Chicago había vivido unos años de crecimiento económico meteórico. La expansión de la industria manufacturera en la ciudad atrajo a una gran población de inmigrantes en búsqueda de empleo. La combinación de prácticas industriales predatorias, la brutalidad de la fuerza pública y la movilización de los obreros de la ciudad para reclamar derechos básicos produjo una situación peligrosa. Desde 1855 se registraron varias instancias en que manifestantes fueron salvajemente reprimidos por la policía o tropas regulares.

Cyrus McCormick era el dueño de una fábrica de cosechadoras industriales, la McCormick Harvesting Machine Company. Su negocio había crecido a la par de la ciudad. En 1849 su fábrica produjo 1500 cosechadoras. En 1884 la McCormick fabricó 80.000. Los trabajadores de la fábrica comenzaron a exigir una jornada de 8 horas con una huelga realizada el 1 de mayo de 1867. La lucha entre McCormick y los obreros del Local 23 del Molders Union por mantener el margen de ganancia el uno, y por obtener condiciones dignas de trabajo los otros, estuvo al rojo vivo desde entonces. 

En 1886 el astuto empresario recortó los salarios en un 15%, aumentando de esa forma sus tasa de utilidades a un espectacular 71%. Los obreros en paro fueron dejados fuera del lugar de trabajo desde febrero y los rompehuelgas trabajaban con la protección de 400 miembros de la policía. La huelga general decretada por el  movimiento nacional fue se unió con la de los trabajadores de la fábrica. El 3 de mayo, al terminar la jornada laboral, varios de los obreros de la McCormick acosaron a los rompehuelgas que salían de la fábrica. La policía decidió disparar sobre ellos. El saldo fue de cuatro muertos.
...

Galería de Imágenes, 1 de mayo de 2015

El día siguiente miles de huelguistas se reunieron en Haymarket para protestar por el hecho de violencia. El periodista anarquista August Spies, quién el día anterior había estado con los manifestantes de la McCormick, contó lo que había visto. Después de varias horas de mitin, a eso de las 10:30 PM, justo cuando de la intervención de Sam Fielden estaba llegando a su fin, 176 policías atacaron a la multitud que se había reducido a unas 200 personas. En ese instante una mano desconocida lanzó un taco de dinamita y en medio de la oscuridad se oyeron varios disparos. Luego de la confusión sólo quedaron los cuerpos de las víctimas en la plaza. Los periódicos clamaron por sangre, y la justicia actuó como sabe hacerlo en esos casos:satisfaciendo a la mal llamada opinión pública. Ocho personas fueron juzgadas sin garantías procesales. De ellos, cuatro fueron colgados el martes negro, 11 de noviembre de 1887.

Entonces ¿Por qué salir a la calle el 1 de mayo? Más allá de los clichés y las actitudes que han devenido en un cansado estereotipo, las reclamaciones de la población trabajadora son necesarias para la supervivencia de la dignidad humana de la clase trabajadora. Hoy, después del tránsito del capitalismo por formas menos crudas durante el siglo XX, el sistema laboral y económico ha retomado su lado más descarnado y brutal, con niveles de explotación y precarización de la fuerza de trabajo comparables a los peores momentos del siglo XIX. Las maquilas, el outsourcing, la flexibilización del mercado laboral y demás estrategias adoptadas por el capital en los últimos años han hecho que muchos de los logros del movimiento obrero se hayan esfumado. Es común que una persona cualquiera trabaje jornadas de más de ocho horas, sin acceso a seguridad social y sin contrato laboral. Por eso es que hay que marchar el 1 de mayo.

Y no hay que limitarse a esa fecha. Contrario a lo que parecen pensar los tropeleros profesionales, la transformación de la sociedad no pasa por enfrentarse con la policía cada tanto en una acción que tiene tanto de reaccionario como de inútil. La transformación de las condiciones laborales actuales pasa por un sindicalismo menos corrupto que el que ha tenido Colombia hasta ahora, por procesos organizativos profundo y, por pequeñas actitudes cotidianas de resistencia en el lugar de trabajo que al ser compartidas, al hacerse comunes, y al ser asumidas como parte de la lucha por la dignidad propia y del colectivo, podrían conducir a una situación distinta en la correlación de fuerzas entre el trabajo y el capital.Los cambios estructurales se producen en el día a día, caminando sin tanto ruido pero con determinación hacia objetivos más duraderos que la ocupación de la Carrera Séptima y la Plaza de Bolívar por unas cuantas horas.

sábado, 11 de abril de 2015

Concierto del 9 de abril


El concierto del 9 de abril en el parque Simón Bolívar fue la cereza en el pastel de un día para la historia. Herencia de Timbiquí, Cultura Profética y Rubén Blades fueron la mejor manera de cerrar una jornada que también contó con la presentación de varios artistas cantando por la paz junto a un coro de niños del programa 40x40 y la Filarmónica Juvenil, Acá les presentamos lo que vimos y oímos.


...















viernes, 10 de abril de 2015

Marcha por la Paz, 9 de abril de 2015


Colombia entera acudió a Bogotá. Gente del campo y las ciudades, estudiantes, obreros y desempleados, comunidad LGBTI, hombres y mujeres, comunistas y anarquistas, indígenas y afros, barristas de distintos equipos de fútbol, raperos y punkeros...

La movilización fue una muestra palpable de la enorme diversidad de la sociedad colombiana, una demostración de que todas estas expresiones de vida pueden convivir y respetarse mutuamente y una señal clara que de que por muy diferentes que seamos queremos lo mismo y no nos detendremos hasta conseguirlo. 

La paz de Colombia es el anhelo de todo el país. Los enemigos de este anhelo, por supuesto, siguen siendo los mismos de siempre. Son los que intentaron erradicar la diferencia política y orquestaron el exterminio de la UP, los que mutilaron tantas vidas a punta de terror y motosierra, los que se oponen a que cese la guerra porque sus haciendas crecen y sus cuentas bancarias se engordan a costa del dolor y la muerte de tantos miles de compatriotas. 

Son los que quieren ver un país moldeado por sus neurosis y paranoias, lleno de hombres bien varones y mujeres bien santas, libre de castrochavistas, criptocomunistas, guerrilleros con y sin fusil, de laicos amorales, de maricas y de gente rara. Un país donde cada uno respete su lugar en la pirámide social, donde la acumulación de capital se produzca en medio del orden y la seguridad; para los inversionistas, claro. Un país en el que sea aceptable dar una solución fácil para ese problemita que es la gente que cuestiona el sistema, que rompe el molde, o que se atreve a vivir de una forma diferente. Una solución final para ese problemita que vaya por la línea de le doy en la cara, marica. Con un pedazo de plomo volando a 300 metros por segundo.

Pero los habitantes de esa caverna retardataria son cada vez menos y cada día tiemblan más. Eventos como el de ayer les muestra que ya no los queremos, que no podrán seguir engañando al país y que más pronto que tarde tendrán que asumir su responsabilidad en el conflicto de la misma manera en que piden que la asuma la guerrilla. Que sus turbias alianzas con el el narcotráfico y el paramilitarismo no pueden quedar en la oscuridad. Ven que no los necesitamos y que estamos mejor sin ellos, gozando en las calles, disfrutando de nuestra diversidad.

Creatividad popular en acción (para mejores resultados ver con el audio)

El acuerdo con las FARC será solo la terminación de una etapa del conflicto armado. El verdadero posconflicto, una sociedad verdaderamente nueva se construye en días como ayer. En las calles, en democracia. Gracias a todos y todas los que salieron a marchar por darle un nuevo aire de esperanza a Colombia donde ahora, más que nunca, soplan vientos de cambio.



...