Impar AV visitó Guerrero para reportar sobre la situación con la autodefensa y la policía comunitaria en los municipios de Ayutla de los Libres y San Luis Acatlán. Esto es lo que encontramos.
“Cuando empezaron estaba chingón, la
malilla se fue del pueblo y ya no tocaba pagar por piso [impuestos cobrados por
el crimen organizado], ni las extorsiones, se pararon los secuestros. Ahora el
problema es que la cooperación voluntaria que cobraban al principio ya no es
tan voluntaria. Están poniendo cuotas obligatorias por cada casa... ¡Al menos
la malilla daba más trabajo!”. Albañil de Ayutla de los Libres, jueves 30 de
mayo de 2013.
“No damos información a la prensa porque
cuando empezamos la prensa sacó cuánta gente habíamos arrestado y nosotros los
teníamos según los usos y costumbres, pero llegaron los de derechos humanos
diciendo que los teníamos que liberar y pues tocó… se los entregamos a la
policía y ellos dieron su lana y quedaron libres. Ahora no decimos cuántos
tenemos ni informamos de nada por eso. Si preguntan si los tenemos o no,
decimos que no sabemos nada, que no los tenemos. Así, si se ponen de rebeldes
no existen pues, los desaparecemos”. Miembro del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana (SSYJC) de Ayutla de los Libres, viernes 31 de mayo de
2013.
“¿Que qué pienso de la policía
comunitaria [como se presenta la autodefensa en Ayutla]? ¡Que está de poca
madre!”. Comerciante de Ayutla de los Libres 1 de junio de 2013.
Ayutla de los Libres queda en la zona del
estado mexicano de Guerrero conocida como la Costa Chica. Hay que desviar hacia
el norte en la autopista México 200 en Cruz Grande, a unos 70 kilómetros de
Acapulco y recorrer 40 minutos por una carretera que serpentea a través de
una ardiente planicie punteada por exuberantes palmeras y arbustos secos, pero
aún verdes. Varias lagartijas toman el sol sobre la vía y algunos zopilotes dibujan círculos en el cielo. La aridez está en su
apogeo en esta época del año, finales de mayo, gracias a una larga temporada
sin lluvias. Los campos tienen un color negro y gris por las quemazones previas
a la siembra de las milpas que ya están siendo plantadas, aprovechando las
primeras lluvias del año.
Un enorme pasacalle verde limón con
letras blancas fosforescentes da la bienvenida a los visitantes. Debajo de éste
hay un retén militar. Camiones, automóviles, camionetas de transporte público, motocicletas, casi nadie se salva de la recepción de las Fuerzas Armadas. Las medidas de
seguridad no son porque sí: Ayutla era conocido hasta hace unos meses por ser
un paraíso para el crimen organizado y un infierno para todos los demás.
Desde el 6 de enero el panorama ha cambiado radicalmente en las calles del
municipio.
Muchos pobladores y versiones de prensa
afirman que acabar con el crimen, o reducirlo a su mínima expresión, fue
posible gracias a la conformación y puesta en marcha del grupo de autodefensa
de Ayutla, conocido posterior a su legalización en abril como Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana (SSYJC),
adscrito a la Unión de Pueblos Organizados del Estado de Guerrero (UPOEG). El
detonante de la reacción popular en contra de las bandas organizadas habría
sido el secuestro de Eusebio García, comisario de la comunidad de Rancho Nuevo
y miembro de la UPOEG, sucedido el 5 de enero. Indignados por la inacción
policial, varios indígenas y mestizos de Ayutla y Tecoanapa se habrían armado
al día siguiente para organizar el rescate y montar una estructura de
autodefensa comunitaria. De la noche a la mañana, literalmente, la UPOEG pasó
de exigir un cobro más justo de la tarifa de la energía eléctrica y abogar por
mejoras en las vías rurales, la salud y la educación a convertirse en una estructura militar integrada por vigilantes
armados con una fuerte presencia en los cascos urbanos. Sus rondas, en patrullas a pie o en camionetas de platón, recorren las calles de Ayutla y otros municipios del estado.
Según las versiones de este estilo, las
autodefensas adscritas a la UPOEG, integradas por ciudadanos enmascarados
armados con escopetas, fusiles y algunas pistolas viejas desmontaron peligrosas
bandas de narcotraficantes, secuestradores y extorsionistas, y controlaron la
delincuencia común. La manera decidida en que enfrentaron el crimen organizado
permitió el regreso de la paz, el orden y la tranquilidad a un pueblo que vivía
atemorizado y sometido al poder de las bandas criminales. Ahora se han
expandido y tienen presencia en varios municipios de Guerrero.
Entrevista a un comerciante de Ayutla de los Libres.
¿Parece una historia salida de las
páginas de un guión de Hollywood? En cierta forma lo es. Lo que sucedió en
Ayutla y algunos municipios vecinos no es Los Intocables: South of the Border. Los
grises son varios y de distintos matices. El costo de la seguridad alcanzada en
Ayutla y los demás municipios en los que se implantó el sistema de autodefensa fue
la toma de facto del poder policial por parte de bandas armadas sin mayor
control ni veeduría del gobierno municipal y/o la sociedad civil; no muy
diferente a lo que pasa con las policías municipales, estatales o federales, al menos en lo que toca a la sociedad civil —pero esa es otra historia.
Al
mismo tiempo, la gente reconoce los beneficios que han traído las fuerzas de
autodefensa y muchos pobladores prefieren su presencia a la de los
delincuentes. Varios colaboran con la autodefensa: patrullan, les dan dinero o
les llevan comida. Sin embargo, se rumora (porque nadie se atreve a asegurar
nada al respecto) que la colaboración monetaria, que en principio era
voluntaria, se ha vuelto de carácter obligatorio. Muchos de los patrulleros son
obligados a participar de la autodefensa por la pertenencia de sus comunidades
a la estructura de seguridad. Hay hombres que preferirían estar cuidando sus
parcelas o sus cabras a andar armados tres veces a la semana cubriendo turnos
de 24 horas mientras sus campos están abandonados. Hay una estrecha colaboración con el gobierno: junto a los rifles de caza
y las escopetas se ven modernos fusiles de asalto de alto calibre suplidos por el gobierno estatal. Fuentes
policiales también afirman que hay colaboración con la policía municipal para
realizar operativos en los centros urbanos.
Tras la espectacular aparición de las autodefensas
de la UPOEG y la captura de varios criminales se produjo un gran despliegue
mediático que cubrió su surgimiento. En ellas se les presentó como la policía comunitaria que es, en realidad, una estructura de mayor antigüedad
creada por la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias – Policía
Comunitaria (CRAC-PC) en 1995. Esta confusión fue propiciada por Bruno Plácido Valerio, fundador de la UPOEG. Plácido, que también participó en la fundación de la CRAC-PC, estableció la UPOEG en enero de 2011 como consecuencia de la derrota sufrida por él y su grupo en una elección de coordinadores, la máxima autoridad de la CRAC-PC. Sin el control sobre la CRAC-PC, Plácido y sus colaboradores buscaron imponer su liderazgo sobre las comunidades por una vía alternativa, apoyada por el gobierno estatal en cabeza del gobernador Ángel Aguirre. Desde enero Bruno Plácido Valerio ha aparecido en la prensa de la mano del gobernador en varias ocasiones. En las comunidades se comenta que Bruno es el “dedo chiquito del gobernador”. También se sabe de los intereses políticos de los hermanos Plácido: buscan convertir los ejidos de los que son oriundos en municipios y lograr la diputación por Guerrero para Bruno, cómo lo llaman los habitantes para diferenciarlo de su hermano Cirino, otro miembro de importancia dentro de la UPOEG.
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Casa de Justicia de la CRAC-PC en El Paraíso, Ayutla de los Libres, Gro. |
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Casa de Justicia de la CRAC-PC, en El Paraíso, Ayutla de los Libres, Gro. |
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Preso en proceso de reeducación en El Paraíso, Gro. |
Los juicios de los criminales capturados durante los primeros días de actividad de la autodefensa fueron transmitidos por varios medios. Sin embargo, su incapacidad para lidiar con los presos, la
negativa de la CRAC-PC de recibir reos que no fueron juzgados en su sistema de justicia y la ausencia de un sistema penal de la UPOEG, condujo a la entrega de los detenidos al sistema ordinario de justicia. Con la honda corrupción a nivel local los delincuentes con mayor capacidad económica (generalmente los más peligrosos) fueron liberados prontamente. El mandato del gobierno estatal a las autodefensas de regularizar su accionar emitido en abril (quitarse las máscaras, usar uniformes) ha atemorizado a sus integrantes por las posibles represalias de los criminales liberados, de ahí que la represión en contra de los extraños que visitan Ayutla se ha intensificado en los últimos meses.
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Capturados esperan la definición de su situación jurídica según el sistema de justicia de la CRAC-PC. San Luis Acatlán, Gro. |
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Prisionero recibe una visita. San Luis Acatlán, Gro. |
En Guerrero, uno de los estados más pobres de la república méxicana (y en una ecuación perversa, usual en América Latina, con gran población indígena) hay más de 600 concesiones mineras, la mayoría de ellas de empresas canadienses. En las zonas en cuestión los proyectos más importantes son “La Diana” en manos de la canadiense CAMSIM y “Corazón de las Tinieblas” de la inglesa Hochschild. Los títulos de concesión para la extracción minera en los territorios indígenas se han otorgado violando varios de los mecanismos legales establecidos para la proteger los derechos indígenas, entre ellos el de la consulta previa.
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Policías comunitarios esperan por su comida mientras durante la asamblea de la CRAC-PC. San Luis Acatlán, Gro. |
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Policía comunitario, San Luis Acatlán, Gro. |
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Asamblea de la CRAC-PC, 1 de junio, San Luis Acatlán, Gro. |
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Eliseo Villar, coordinador de la casa de Justicia de San Luis Acatlán, Gro. en la asamblea del 1 de junio. |
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"El respeto a nuestros derechos será justicia" Escudo de la CRAC-PC. |
Eliseo Villar habla sobre Bruno Plácido y la formación de la autodefensa en Ayutla
en la Asamblea de la CRAC-PC, 1 de junio de 2013, San Luis Acatlán, Gro.
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Policía comunitario disponiéndose para la patrulla nocturna. 1 de junio, San Luis Acatlán, Gro. |
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Policías comunitarios antes de la patrulla nocturna. 1 de junio, San Luis Acatlán, Gro. |
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El último encontronazo entre el gobierno y la CRAC-PC fue propiciado por la captura en Acapulco de los coordinadores y algunos policías de la CRAC-PC. Fueron acusados de portar armas de uso privativo de las Fuerzas Armadas y puestos bajo custodia. Los miembros de la organización reaccionaron rápidamente. Bloquearon cuatro carreteras, y desarmaron y capturaron a varios agentes municipales y ministeriales. El gobierno se vio forzado a liberar a los detenidos debido a la presión ejercida por los policías comunitarios y el tenue manto legal con el que pretendían cubrir el arresto. LA CRAC-PC respondió con la liberación de los agentes detenidos. Así, se propició una negociación de igual a igual entre el gobierno estatal y la CRAC-PC para la entrega de prisioneros y, posteriormente de las armas decomisadas por la CRAC-PC a los representantes del gobierno y el pago de este último por los fusiles tomados en Acapulco, entrega que se produjo el lunes 3 de junio en la casa de justicia de San Luis Acatlán. Eliseo Villar Castillo, coordinador de la casa de justicia, y uno de los que cayó preso en Acapulco, aprovechó la ocasión para recordarle al enviado del gobernador lo importante que es que tanto el gobierno como la UPOEG respeten el territorio comunitario. Villar instó al representante del gobierno a aplacar a la UPOEG pues en caso de que ésta intente tomarse la casa de justicia nuevamente tendrá que hacerlo por la fuerza.
En Guerrero se están produciendo varias
presiones sobre las comunidades. Distintos individuos, grupos
instituciones y corporaciones están buscando consolidar su poder en
diferentes escalas. Los hermanos Plácido desean satisfacer sus ambiciones
políticas; la UPOEG intenta quitarle comunidades a la CRAC-PC para fortalecer
su posición; la CRAC-PC se mantiene en una actitud defensiva frente a la UPOEG
y el gobierno municipal, estatal y federal, ganando victorias coyunturales en
todos los casos, ninguna de ellas definitiva; los gobiernos municipales se
hacen los de la vista gorda con las arbitrariedades de la autodefensa para conservar
el favor de los sectores pudientes de la sociedad local y así mantener intacta
la estructura clientelista que los mantiene en los ayuntamientos; el gobierno
estatal apoya a la UPOEG en detrimento de la CRAC-PC para debilitar lo que
seguramente es visto, en el mejor de los casos, como una rueda suelta y en el
peor como una amenaza a la institucionalidad para favorecer a las concesionarias
mineras transnacionales; el gobierno federal está a la espera, procurando
continuar la profundización de su modelo de desarrollo económico, modificando
la constitución cuando es posible y obviándola cuando lo ve necesario; las
multinacionales esperan que las condiciones estén dadas para iniciar sus
megaproyectos mineros e inflar sus utilidades. Con tantas pugnas en desarrollo
y tanto dinero en juego el peligro para las comunidades que están en medio de
ellas es inminente.